Puedes verme un día con más de mil sonrisas para repartir, y otro sin ganas de nada. Quiero a muchísimas personas, pero odio a otras tantas. Para algunos seré perfecta, y para otros solo seré defectos. Para algunos seré la mejor amiga que te puedes esperar, y para otros la peor enemiga que te puedes echar a la cara. Tengo muchas cosas buenas, pero también tengo mis cosas malas. Me gusta contarle secretos a esa gente que confío en ella, y que ellos confíen en mi. Me gusta picar a la gente, pero no que me piquen a mi. Me encanta hablar con él por teléfono, aunque solo sean 5 minutos. Me gusta reír. Me gustan los pequeños momentos, pero también los que se viven a lo grande. Me gusta recordar el pasado. Me gusta recordar a la gente, siempre y cuando ellos se lo merezcan. Me gusta hacer cosas sin pensarlas. Me gusta pasarme las tardes haciendo el gilipollas. Me gusta saltarme las reglas, sin seguir nunca una rutina diaria. Me gusta aprender de mis errores, que no son pocos. A veces puedo ser la más tímida de todas, pero eso no significa que no tenga mi parte lanzada. Odio los lunes y adoro los viernes. Tengo poquísima confianza en mi misma, y demasiada en los demás. Puedo ser encantadora por la mañana y por la tarde, pero eso depende de con que pie me levante. Tengo miradas que matan, y sonrisas que emboban. Para mi solo es blanco y negro, el gris no existe. O te quiero, o te odio, simple. O me da igual todo, o me afecta. O me gusta, o no puedo ni mirarle a la cara. Hago lo que quiero, y cuando quiero. Tengo ya por costumbre tumbarme en la cama y empezar a soñar, pero claro, despierta. Soy de esas que prefiere un beso sincero, que miles de ''te quiero'' fingidos. Soy muy orgullosa, y me callo muchas cosas por miedo a lo que puedan opinar. Tengo mis más, y mis menos. Odio que me manden a callar, pero me encanta que me callen, sobre todo si es él. Me encanta hacer locuras. Tengo que caer 3.000 veces en esa piedra para saber que me tengo que levantar, y volver aprender. Que si el mundo me da mil razones para llorar, yo le tengo que dar una y mil razones más para sonreír.
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Sonrisas falsas