Hoy es uno de esos días en los que lo único que te apetece hacer es tirarte en la cama, y que esperes a que el día pase. Mirar por la ventana, y ver como la gente pasa y pasa, algunos se divierten, otros ríen, otros sonríen, y otros, simplemente, van totalmente serios. Y tu aquí, en casa, tirada en la cama, sin salir, aunque tampoco es que tengas mucho ánimo de salir. Cuando te empiezas a cansar de pensar en él, te decides poner música, pero claro, la cagaste. ¿Por qué? Porque esa canción te recuerda a él totalmente. Desde el primer segundo hasta el último. Paras la música y te sientas de nuevo en la cama, suspiras, y decides leer. Pero como si nada, solo ves líneas, y líneas, y muchas más líneas, pero no te enteras de nada. Harta ya, decides dejar el libro y sacar un folio, para poder escribir como te sientes desde primera hora de la mañana. Pero tampoco consigues hacer mucho, empiezas a escribir cosas sin sentido, y el folio acaba totalmente estropeado y mojado, por culpa de las lágrimas que caen por tus mejillas sonrojadas. Intentas despejarte un poco yendo al baño y mojándote la cara. Al parecer tu aspecto a mejorado un poco. Crees ahora que la mejor opción que tienes es volver a la cama, y eso es lo que haces. Te tumbas, cierras los ojos, y piensas en como hubiese sido todo si él no pasara de ti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Sonrisas falsas