jueves, 2 de febrero de 2012

Conoces mi nombre, pero no conoces mi historia.

Arriesgarse a reír es parecer un tonto. Arriesgarse a llorar es parecer un sentimental. Arriesgarse a amar es apostar a no ser amado de la misma manera. Arriesgarse a intentar es fallar. Aunque vivir es arriesgarse a morir. A pesar de todo lo que pueda ocurrir debes arriesgarte. A pesar de todo, tu puedes arriesgarte. Debes correr algunos riesgos simplemente para que te des cuenta de que el más grande de los peligros no es arriesgarse. Tal vez podrás evitar el sufrimiento y la tristeza, pero nunca lograrás aprender, sentir, cambiar, crecer o vivir. ¿Sabías que los que no se arriesgan son prisioneros de sus temores? Son esclavos que han renunciado a su libertad, por que solo cuando una persona se arriesga, es realmente libre. Los pesimistas son los que más se quejan del viento, los optimistas esperan con frialdad que el viento cambie de dirección, y los realistas son los que colocar su vela ajustandola. Arriésgate. Es cierto que puedes perder, pero... ¿Has pensado en todo lo que puedes ganar? 







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Sonrisas falsas