jueves, 16 de febrero de 2012

No pretendo que me escuche el mundo, si me escucha tu corazón.

Decidí arrancarte de mi, olvidarte, desterrarte de mi vida y de mi corazón, para que por fin vuelva a tener la misma sonrisa de niña pequeña que tenía siempre. Esa que siempre salía aunque llorara, aunque tuviera problemas, aunque las cosas que más me dolieran las aceptaba así. Con una jodida sonrisa. Me auto-controlaba, lo aceptaba, sabía que la vida era así. Así de puta y así de orgullosa. Pero entonces apareciste tú, entonces... Por fin. Una pequeña luz al final de costoso camino iluminó mis ojos, haciendo que siguiera por el mismo sitio que siempre. Todo muy bonito, sí. Pero nunca planeé el día que te perdiera, que olvidará cuales eran las instrucciones para aprender a sonreír, a escuchar, a asumir, a aceptar, a soñar... Te fuiste. Y ¡plof! La luz se apagó, y creo que me caí de la cama debido al susto que me dio el despertador.


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Sonrisas falsas