viernes, 28 de diciembre de 2012

Era yo.

Tenía los mejores ojos del barrio y lo sabía. Aunque siempre andaba triste, ella siempre sabía como alegrar el día a cualquiera. Su mirada andaba siempre perdida y era raro no verla con un cigarro o un porro entre sus dedos.  Pocas veces sonreía. Pocas veces se reía. Y siempre caminaba sola.
La gente aseguraba que sus ojeras eran por él. Desde aquella noche nada fue igual para ella, pero quizá solo era especulaciones y rumores de barrio. Todo cambió y sus esquemas se rompieron. Todo se convirtió en un completo desastre. Nada tenía arreglo.
Se refugiaba en la sonrisa de su madre, en la única que podía salvarla pero tampoco es que supiera nada. Era observada por la calle y eso lo sabía. Pero no la importaba.
Tan solo pensaba en él y en como podría haber pasado todo aquello.
Vuelvo a repetir, que podrían ser especulaciones.
Podrían ser rumores, e incluso mentiras.
(Duele saber que esa chica era yo.)

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