Solo un chico que me quiera, pero si puede ser, de verdad. No quiero ni un príncipe azul, ni verde, ni morado... Tampoco necesito al chico perfecto. Un chico que tenga sus virtudes y sus defectos. Que sepa aceptar los míos, tanto como yo aceptaré los suyos. Que me eche de menos, después de estar todo el día juntos. Que se acuerde de mi, de lo que hemos pasado, y que piense en todo lo que nos queda por pasar... Que aunque no pueda dormir a mi lado, que me despierte con un mensaje, que ponga: ¡Buenos días princesa! Que tengas un buen día, te amo mucho. Que me pregunte qué tal estoy, y yo le conteste bien sin ganas... Y sin yo esperarme nada, me abrace susurrándome al oído que sabe que no estoy bien.
¿Tampoco es pedir mucho, no?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Sonrisas falsas