Tengo treinta razones para ser feliz, y otras once para sonreír.
A partir de hoy me voy a limitar solo a amarte. A necesitarte doce horas del día, y a echarte menos otras doce. A pensar por cada segundo treinta veces en ti, y por cada minuto trescientas treinta y cinco veces.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Sonrisas falsas