Tú eres de esos que ni arriesgan, ni saltan, ni hacen nada. Prefieres vivir a la pata coja. Nunca finalizas lo iniciado, inicias lo finalizado. Nunca haces caso a lo que te dicen, te dicen A y haces B. Nunca he visto que tu intensidad más de dos horas. Nunca escribes con sentido, pero está claro que el sentido eres tú. Nunca dejas de mirarte al espejo, por si olvidas como eres. Nunca devuelves las miradas, te mueres de vergüenza tan rápido que no te da tiempo. Nunca dejas de mirar las nubes, mientras que yo no dejo de pensar en que estarás pensando. Nunca llevas reloj, pero tampoco quieres olvidar la hora. Nunca nadie a sabido como comentarte. Nunca dejas de comportarte como un estúpido. Nunca te has dejado besar, si no es por sorpresa. Nunca te gusta compartir paseos, pero te encanta compartir una siesta entre dos. Nunca sabes que decir, en cambio siempre lo dices todo. Nunca te preocupas por ti, siempre estás más preocupado por los demás. Nunca abandonas el miedo, pero sin embargo no te da miedo llorar. Nunca admites que me quieres, pero aún así me dejas una carta en el buzón una vez por semana. Nunca quieres que nadie te acompañe hasta la puerta, en cambio te encanta que te espere en cualquier sitio. Nunca llegué a conocerte bien. Nunca dejas que te rescate, prefieres que nos rescatemos juntos. Nunca dejas de hacerme daño, pero nunca estuve tan segura de que sin ti no podría. Es extraño, porque he dicho tantas veces nunca que hasta creo haber perdido la cuenta de todos los 'siempre'.
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Sonrisas falsas