martes, 11 de febrero de 2014

Tú.

De un día para otro las cosas cambian y duele. Claro que duele. Yo no tengo la culpa de nada, he dado lo mejor de ti pero. Cambia. ¿Por qué cojones cambia tu forma de verme si yo no he cambiado? Sé que no, no soy perfecta. No tengo la mejor sonrisa, los mejores ojos, el mejor cuerpazo, no soy maja, ni soy todo sonrisas, más bien soy todo lo contrario, ni soy todo lo que un tío busca en una tía pero, te quiero. Y no sabes valorarlo. No tienes ni puta idea de lo que siento cada vez que te veo con ella,  no sabes ni la  mitad de lo que siento yo por ti.
He acabado por agotar todas las lágrimas que tenía dentro, he acabado por romper todas las paredes que construimos juntos... Y no me a servido para nada. Solo para recordarte más y reconocer que tú has tenido la culpa de mis cicatrices. Claro que sangran. Pero ya me la suda, por que si no eres tú quien va a cortar la hemorragia puede seguir sangrando hasta desangrarme.
Cuesta. Y mucho. La mierda de llegar y tener que mirarte a los ojos, y no poder pasar al lado tuyo por que se me caen las putas lágrimas y no me veo capaz de que tú, que tantas sonrisas me has sacado, te permita ver como cae el dolor por mis mejillas. El descosido que me hiciste ya se a hecho roto, y, por desgracia, ya no tiene solución. Se va a quedar ahí, como una marca más de mi cuerpo que recordar y de nuevo, por desgracia, no poder olvidar. Pero.
El causante de todo esto eres tú.

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Sonrisas falsas