viernes, 16 de diciembre de 2011

Su careta cayó al ritmo de mi corazón.

Escuchas atentamente la canción, mientras que estás tumbada en la cama, con tu fiel hermana apoyada en la cara. Sí, esa, tu almohada. Esa que sabe cuantas lágrimas has derramado por la distancia. Esa que sabe todos tus secretos mejor que nadie. Esa que aguanta mis sonrisas, ilusiones, sueños... Esa que a aguantado tantos momentos que nadie se lo puede llegar a imaginar. Esa que hoy está cansada de que yo llore, de que ella siempre tenga que acabar mojada por una razón o por otra, a decidido cambiar de chicos de los sueños. Sí, mi almohada decide en mis sueños. Ahora mi principe morado va vestido de negro, con una pajarita negra y una camisa blanca. Típico, ¿eh? Es rubio, pero nunca he podido llegar a ver sus ojos. O sus labios. O su nariz, o cualquier perfecta fracción de su cara. Lleva puesta una careta, y estoy segura, de que cuando mi almohada se vuelva a cansar de que yo me ilusione, me mostrará su hermosa cara. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Sonrisas falsas