lunes, 1 de octubre de 2012

No puedo perderte, pero si perderme.

Más de una vez me he sentido sola. Me he sentido como la última mierda y al parecer así fue. He sentido como todo lo que llevaba dentro se rompía en mil pedazos, dejándome sin ninguna razón por la que luchar verdaderamente. He sentido como todo el mundo se olvidaba de mi, como mis amigos me fallaban y abandonaban, como mis padres nunca me han entendido, y como, incluso, mi propio hermano me insultaba. Me he dado asco miles de veces al mirarme al espejo. He gritado veinte mil gilipolleces y otras 5 con sentido. He llorado y he reído. He querido y me han querido. Me he sentido más veces mal que bien. He fingido sonrisas, he reído y he sonreído simplemente para 'contentar' a alguien. He estado más de mil veces sola y me han fallado otras mil. Me he caído y aquí me ves, intentando mantener el equilibro. He olvidado y me han olvidado. He echado de menos y me han echado de menos. He perdido, y, lo más importante, me han perdido. He expulsado todos mis problemas en folios y he guardado sentimientos que debería haber sacado. He escrito cosas coherentes e incoherentes. He sangrado por fuera y por dentro. Me he aprendido de memoria la descripción de la soledad y de silencio.

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Sonrisas falsas