domingo, 21 de octubre de 2012

'¿Sigo viva? Mierda.'

"-No se está tan mal sola, ¿no? - Su voz sonaba como miles de puñales clavados en mi espalda. Suspiré para mis adentros y asentí.
-No. No tanto. Altibajos, simplemente. - No me salieron otras palabras. La verdad es que estaba más abajo que arriba, pero, ¿a él que le importaba?
-Seguro que estás mejor ahora que antes. - Di otra calada a mi cigarro, rápida. Expulsé el humo junto a una pequeña carcajada, que debería de haberme guardado.
-Claro. La verdad es que sigo sangrando, sigo estando rota, sigo con mi desastre y mis dolores, sigo fumando y bebiendo creyendo que así olvidaré. Sigo siendo yo, pero en versión desmejorada y gris. - Me salió. Una lágrima cayó por mi mejilla sin aún percatarme de ella.
Miré al cielo levemente, di otra calada.
Si mi abuelo me viera en este momento, sé que no estaría nada orgulloso de mi. Le daría asco, seguro. Andaba con las medias rotas, pantalones cortos, deportivas y camisetas que enseñaban gran parte de mi cuerpo. ¿Y qué? ¿A quién le importaba? Estaba claro que a mi no. Dolía tanto que ya ni importaba como me miraran. Apestaba a ruina, alcohol y tabaco. Y un poco de perfume caro de mi madre, me recordaba tanto a ella que nunca olvidaba echarme un poco. Seguro que tampoco estaría orgullosa de mi.
Tampoco importaba.
Nadie supo tratarme tal y como me merecía.
Ni si quiera él, que pensaba que ahora estaba bien.
Anhelaba sus caricias ásperas.
Sonreí y le di la última calada al cigarro, tirándolo al suelo. Mi voz sonó tan rota, que no me atreví a decir nada más. Le miré, cogí mis catástrofes y me fui de aquél lugar. No necesitaba verle más. No quería seguir así de mal, aunque me lo merecía."

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Sonrisas falsas